El proteinograma en la clínica diaria

El dinero no da la felicidad, pero ayuda”, esta cita tan conocida la podríamos aplicar en el uso del proteinograma. El estudio del  proteinograma  por sí solo no va a diagnosticar ninguna enfermedad específica, sin embargo, nos va a avisar de un estado de alarma del sistema inmune, de una forma rápida, a través de la alteración en la producción de las proteínas plasmáticas, que van a ser cuantificadas y agrupadas en las diferentes fracciones o bandas del proteinograma (Albumina, alfa-1 globulina, alfa-2 globulina, beta-1 globulina, beta-2 globulina y gama-globulina).

En estas fracciones se van a alojar las distintas proteínas de fase aguda, que aumentan fundamentalmente en los procesos inflamatorios, infecciosos y también neoplásicos,  algunas de las cuales permiten determinar el grado de intensidad del proceso, su evolución y otro dato muy interesante a tener en cuenta, la adecuada respuesta o no al tratamiento que hemos instaurado, en un breve plazo de tiempo, a diferencia del tiempo estimado para la normalización del recuento de leucocitos y concretamente de los neutrófilos, y por ello poder actuar de forma rápida ante una respuesta inadecuada o insuficiente o bien tener la seguridad de una buena evolución.

Esto conlleva realizar siempre estimaciones seriadas de estas proteínas, así como de la lectura del proteinograma, para estimar la tendencia hacia su disminución y normalización.

Otro tipo de proteínas que se van a alojar en estas bandas del proteinograma son los anticuerpos o inmunoglobulinas (Ig A, Ig M, Ig G) producidas por un tipo de linfocito B (LB) activados, las células plasmáticas, ante procesos ya no de curso o agudo como las proteínas de fase aguda, sino de curso crónico o también ante neoplasias y que se localizan en las fracciones ?-2 glob y ?-glob.

Por tanto, la lectura del proteinograma, nos informará de la activación del sistema inmune,  tanto en una fase inicial como en una posterior participación del sistema humoral, con la producción final de anticuerpos, pero siempre debe existir un estudio previo del historial clínico del paciente así como de sus signos clínicos.

¿Cómo debemos interpretar un proteinograma?

En la lectura de la gráfica del  proteinograma  debemos buscar la normalidad, o bien por el contrario, reconocer alteraciones en el patrón de las distintas fracciones (albúmina, alfa-1 globulina, alfa-2 globulina, beta-1 globulina, beta-2 globulina y gamma-globulina), y no un diagnóstico especifico de una enfermedad. (Fig 1).

Estas alteraciones pueden incluir desde un aumento o disminución de la altura de las bandas, cambios en la anchura, combinación de ambas o incluso solapamiento o fusión de fracciones. Por otro lado siempre hay que interpretar el proteinograma junto con la valoración y medición cuantitativa en el suero, de las diferentes fracciones que lo integran y  también de la relación albumina:globulina.

¿Por qué existen alteraciones en las fracciones del proteinograma?

En procesos inflamatorios, infecciosos o neoplásicos, de curso agudo o crónico, donde la intensidad es elevada, existe una importante producción de citocinas proinflamatorias por parte de los macrófagos del sistema inmune primario, (IL-1, IL-6, TNF-?), debido al reconocimiento por receptores de superficie (RRP) de la presencia de PAMS o DAMS (patrones moleculares asociados a patógenos o daño molecular asociados a patógenos). (Fig2).

Estas citocinas proinflamatorias, además de actuar sobre muchos órganos y ser responsables de la sintomatología asociada a la enfermedad, entre otras acciones, también actuarán sobre una serie de proteínas producidas por los hepatocitos, que si bien se encontraban en valores basales, ahora van a experimentar un incremento destacado, son las  proteínas de fase aguda (PFA) que tienen un reflejo directo en un aumento de la fracción del proteinograma donde se sitúan, o bien de forma más tardía, si existe un estímulo de la respuesta linfoide humoral de inmunoglobulinas o anticuerpos, en un aumento de amplitud, anchura o incluso fusión de la/s fracciones de las beta-globulinas y gama- globulinas.

Debido a la gran diversidad de proteínas que se integran en este grupo de las proteínas de fase aguda (PFA), su función biológica también es variada, pero va encaminada a combatir, atenuar, eliminar y resolver los efectos negativos y dañinos generados durante el proceso inflamatorio, favoreciendo la homeostasis.

Por tanto, encontrar un patrón de  proteinograma  alterado es común en aquellos procesos que mantienen una misma base elevada de liberación de citocinas y/o producción anormal de anticuerpos, incluidos procesos de origen neoplásico (mielomas, leucemias, linfomas) y saber interpretarlo junto con los signos clínicos nos ayudará a reconocer mejor la enfermedad y su alcance,  con un estudio más detallado.

Fig 3.Parotiditis infecciosa bacteriana degenerada. Respuesta neutrofílica frente a PAMPS, (patrones moleculares asociados a patógenos) componentes de la membrana celular de las bacterias y reconocidos por los neutrófilos
Fig 4. Piogranuloma por infección fúngica, querion. Respuesta de macrófagos frente a la presencia de PAMS, integrantes de la pared fúngica de los conidios.
Fig 5. Elevada respuesta neutrofílica frente a exudado degenerado producido por DAMPS (daño molecular asociado patógenos)

Bibliografía recomendada

https://www.elsevier.es/es-revista-medicina-integral-63-articulo-el-proteinograma-medicina-clinica-13022954

El proteinograma en medicina clínica. M. Marco Barreroa, J. Riera MasgrauaLaboratorio de Bioquímica Clínica. Hospital de Bellvitge. Hospitalet de Llobregat. Barcelona. Vol. 38. Núm. 9. páginas 404-409 (Noviembre 2001)

https://www.elsevier.es/es-revista-medicina-integral-63-articulo-el-proteinograma-practica-clinica-13016401

El proteinograma en la práctica clínica A. Cidoncha Gallegoa, E. Pérez Lucenab, A. Vinuesa Lópeza, MJ. Zaro Bastanzuria, A. Zafra Mezcuaa, C. Valencia RoldánaServicio de Análisis Clínicos.Hospital Don Benito. Villanueva. Badajoz.Servicio de Medicina Interna. Hospital Don Benito. Villanueva. Badajoz. Vol. 38. Núm. 3. páginas 127-132 (Julio 2001)

PRINCIPALES APLICACIONES DE LAS PROTEÍNAS DE FASE AGUDA EN LA CLÍNICA CANINA Main applications of acute phase proteins in canine clinical practice Martínez-Subiela S.*, Parra N.D. Cerón J.J. Departamento de Medicina y Cirugía Animal, Facultad de Veterinaria, Universidad de Murcia, 30100, Murcia, España

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A. ROMAIRONE DUARTE
Veterinario, PhD.