Déficit propioceptivo. Paresia
Como introducción al complicado pero apasionante mundo de los problemas neurológicos en el perro, es importante conocer, parte de los términos más habituales que se utilizan en clínica neurológica:
PARESIA: es una debilidad o disminución del movimiento voluntario.
PARÁLISIS: es la ausencia de movimiento voluntario.
PROPIOCEPCION: es la percepción del cuerpo en el espacio.
PROPIOCEPCIÓN ESPECIAL: determinada por la posición y los movimientos de la cabeza. Interviene el sistema vestibular.
PROPIOCEPCIÓN GENERAL: determinada por receptores situados en el conjunto de músculos, tendones y articulaciones.
INFORMACION PROPIOCEPTIVA CONCIENTE: el centro integrador de la información es el cerebro.
INFORMACION PROPIOCEPTIVA INCONCIENTE: el centro integrador de la información es el cerebelo.
ATAXIA: disminución / ausencia de propiocepción.
El signo clínico
Cuando llega a la consulta un paciente, con un déficit propioceptivo evidente, debe ponerse en marcha el protocolo de revisión neurológica con el fin de lograr la localización neuroanatomica y comenzar a concretar la sospecha diagnóstica con el fin de iniciar las pautas terapéuticas lo más rápidamente posible.
Distinguir una paresia de una parálisis puede ser un buen comienzo, así como una marcha rígida, de pasos cortos, una atrofia muscular grave (en caso de NMI [neurona motora inferior]) ó una atrofia muscular progresiva (en caso de NMS [neurona motora superior), sin olvidar la exploración de los reflejos espinales básicos.
Debemos tener en cuenta que la anamnesis y la exploración neurológica son fundamentales, pero la utilización del diagnóstico por imagen (radiografía, TAC, resonancia) es un requisito imprescindible y que contribuye a la localización y el diagnóstico del déficit propioceptivo en pacientes caninos y felinos.
El diagnóstico por imagen comprende, radiografías simples (al menos dos posiciones), radiografía contrastada (mielografía), TAC y RNM. De todas, la ideal es la resonancia (RNM), ya que nos permite visualizar todas las estructuras comprometidas en un cuadro neurológico u ortopédico, teniendo como mayor limitante, la disponibilidad y el costo económico. También es importante valorar que el paciente debe ser anestesiado, al igual que en la mielografía y el TAC.

En la exploración, es posible determinar en algunos casos, una abrasión de la parte dorsal de las uñas por arrastrarlas en forma anómala durante la marcha. Este signo clínico puede aparecer en ambas extremidades.

La palpación, exploración y la visualización de la marcha, junto con la anamnesis, contribuyen, en los inicios del diagnóstico, a diferenciar procesos ortopédicos de procesos neurológicos, sin olvidar que ambos grupos pueden solapar sus signos clínicos, de tal manera que una cojera de origen ortopédico podría esconder un déficit neurológico y viceversa.