La cirugía del prolapso vaginal.

La reposición quirúrgica está indicada, cuando el tejido protruído es amplio y está condicionado por la abrasión, lamido y desecación de la mucosa protegida. Si además la cantidad de tejido exteriorizado es grande, el traumatismo es el factor más preocupante ya que puede desencadenar procesos de necrosis y hemorragias graves.
Procedimiento ante un prolapso de vagina:
En primer lugar se lava bien la zona con el fin de eliminar toda suciedad existente (arena, piedras, paja, restos necrosados no adheridos). Al igual que las pautas generales, explicadas en el lavado de heridas, si la extensión de tejido a lavar es muy grande (como el del caso que presentamos) o acude con muchos detritus el primer lavado se puede realizar con agua y los siguientes, en condiciones asépticas, con suero salino fisiológico (SSF); siempre atemperado.
Cuándo la reposición manual no es posible:
Si la cantidad de tejido exteriorizado es excesiva y, además, no se encuentra en buen estado ( necrosis intensa ) la resección del epitelio vulvar es necesario.


Siempre se ha de sondar la uretra, de esta manera se tiene localizada y asegurada, la posibilidad de incidir con alguna sutura o, peor, seccionar, es mínima. Es necesario realizar una episiotomía previa para aumentar la visión del campo quirúrgico. Tras asegurar la uretra mediante el sondaje, se va seccionando el tejido por etapas y combinando ligaduras, presión y electrocoagulación para solventar la hemorragia. Se trata de una cirugía muy larga, nunca se secciona por completo el tejido edematizado, la hemorragia puede ser mortal. Para la aproximación de los bordes de la mucosa vulvar, si es posible (por el tiempo quirúrgico), se aplican puntos simples en pos de una sutura continua.

Tras la extracción del tejido, la aproximación de los bordes incididos y la solventación de cualquier hemorragia asociada, se ligan los labios vulvares y la episiotomía realizada.
En el postoperatorio se tiene muy frecuente la analgesia, las terapias de frío en la zona para disminuir la congestión y aliviar a la perra y el collar isabelino. La hemorragia postoperatoria puede suceder pero no es preocupante si se ha realizado una buena técnica quirúrgica (aquí recobra importancia la sutura simple y no continua de la mucosa).


Por último, en el protocolo diagnóstico correcto, la diferenciación prolapso/hipertrofia de una neoplasia se realiza mediante biopsia. Los parámetros epidemiológicos que se asocian al prolapso son: hereditarios, asociados a razas braquicéfalas con mayor frecuencia, a perras jóvenes y las recidivas son altamente frecuentes. Por tanto, ante un prolapso de la vagina en la perra se debe aconsejar la ovariohisterectomía, no sólo porque condiciona totalmente la no aparición de revicidivas si no, también, porque l prolapso es hereditario; una hembra que ha sufrido de prolapso, no es un ejemplar óptimo para la reproducción.
Para saber más: