Púrpura trombocitopénica, petequias y equimosis
Durante la exploración de la piel y de las mucosas se pueden encontrar signos clínicos relevantes. La coloración, el estado de humedad, la integridad del epitelio, y la aparición de manchas suelen conducir al clínico a conclusiones preliminares sobre determinadas patologías que afectan al paciente.
A la presencia de manchas producto de una hemorragia subcutánea o extravasación sanguínea, con la piel ó la mucosa intacta, se denomina púrpura. Estos depósitos de sangre pueden tener distinto tamaño, según procedan de capilares o vasos más grandes que un capilar, denominándose petequias o púrpuras puntiformes a aquellas que miden menos de 3 mm, y equimosis o placas purpúreas a las que miden hasta 2 cms.
Cuando la colecta de sangre es mayor y protruye sobre la superficie, se denomina hematoma.
Un sencillo procedimiento nos permite diferenciar una extravasación sanguínea (púrpura) de un enrojecimiento de la piel (eritema): la presión sobre la zona produce desaparición del color rojo, cambiando a blanco por la isquemia momentánea en el eritema y no se produce ningún cambio ante una equimosis (flecha roja) o una petequia (flecha amarilla).
Las petequias o equimosis, se pueden encontrar en muchas zonas del cuerpo, aunque las más habituales, debido a la simplicidad del acceso y exploración son: mucosa oral, mucosa conjuntival, pene y cara interna de los labios vulvares. También suelen aparecer en la cara interna del muslo o en la zona axilar.
Es un signo clínico importante, y el clínico debe seguir investigando para poder determinar su origen.
Pueden responder a problemas plaquetarios (púrpura trombocitopénica), alteraciones de la coagulación, enfermedades infecciosas (ehrlichiosis,fases viremicas de paramixovirus, herpesvirus, parvovirus, etc), parasitarias como la leishmaniosis, reacciones a medicamentos, o procesos paraneoplásicos (hemangiosarcoma, estrogenismo tumoral).